Hay muchos materiales con los cuales se pueden confeccionar prendas de ropa. Se distingue entre materiales de origen natural y materiales sintéticos, como el poliéster. Entre los naturales se distinguen los de origen animal, como la seda, la lana o el cuero y la camisa los de origen vegetal como el algodón y el lino.
De acuerdo con los arqueólogos y antropólogos, los signos de vestimenta más antiguos probablemente consistieron en pieles, cueros, hojas o pasturas, envueltas o atadas alrededor del cuerpo como protección de los elementos de la naturaleza. El conocimiento sobre estas ropas queda en la deducción, ya que los materiales mencionados se deterioran rápidamente comparados con piedras, huesos, caparazones y artefactos metálicos. Desde el principio de los tiempos hasta nuestros días, su vestimenta ha sufrido numerosas transformaciones que en la mayoría de los casos han sido debidas al descubrimiento de nuevos tejidos y materiales e, indudablemente, a las tendencias que dictan los diseñadores.
El renacimiento supone un florecimiento cultural inmenso. La industria textil, estaba fuertemente ligada a la burguesía, por lo que desde ahora existirá una moda de y para las clases medias. El pañuelo fue el objeto que delimitó las clases sociales de la época. Los únicos que podían usarlo por ley, era la nobleza.
La moda empezó a adquirir mayor importancia, llegando a ser una preocupación de la adinerada burguesía. Las prendas se empezaron a considerar una inversión, dedicándole tiempo a su mantenimiento y reparación. El uso de camisa, jubón y justillo por parte de los hombres, y el uso de vestidos o faldas por parte de las mujeres, se volvió una constante hasta el siglo XVII.[2]
La moda empezó a adquirir mayor importancia, llegando a ser una preocupación de la adinerada burguesía. Las prendas se empezaron a considerar una inversión, dedicándole tiempo a su mantenimiento y reparación. El uso de camisa, jubón y justillo por parte de los hombres, y el uso de vestidos o faldas por parte de las mujeres, se volvió una constante hasta el siglo XVII.[2]

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